Imagina que una máquina decide si obtienes un empleo, si recibes atención médica en un hospital público o si eres aceptado en una plaza educativa. Estas decisiones, que solían depender de humanos, ya están en manos de algoritmos. La IA no está afectando nuestro futuro, está influyendo en nuestro presente. Esto nos obliga a reflexionar: ¿estamos preparados para que esta tecnología defina nuestras vidas? Y, más importante aún, ¿cómo podemos asegurarnos de que la IA no reproduzca las desigualdades, sino que se convierta en un instrumento para el bien común, que potencie a la humanidad?
Impacto de la IA en el trabajo y la salud: ¿Una oportunidad o un riesgo?
Según un estudio de Gartner, la IA está siendo utilizada en un 75% en alguna etapa de las búsquedas para contratación de personal. Por ejemplo, acelerar la revisión de currículums en procesos laborales, pero ¿qué sucede cuando los algoritmos tienen sesgos? En algunos casos, han perpetuado discriminación de género o raza.
También se aplica activamente en la administración de servicios de salud y en la detección de enfermedades tempranas. Esto puede mejorar significativamente el diagnóstico médico y la calidad de vida. Pero si el acceso a estos avances está limitado por la infraestructura tecnológica, corremos el riesgo de crear brechas aún mayores en el acceso a la salud.
El gran desafío: una IA para todos, no para unos pocos
La IA tiene el potencial de cambiar el mundo de maneras que antes eran impensables. Puede llevar educación de calidad a los rincones más remotos del planeta, optimizar el uso de recursos naturales para frenar el cambio climático o revolucionar el acceso a servicios de salud. Pero aquí está el reto: ¿cómo aseguramos que la IA beneficie a todos y no solo a unos pocos?
La ética de la IA: El enfoque de la UNESCO
En respuesta a estos desafíos, Eidos ha participado del desarrollo de la recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, un esfuerzo global para asegurar que el impacto de la IA esté guiado por principios éticos que promuevan la equidad, la dignidad humana y la sostenibilidad. Este marco subraya la importancia de:
Transparencia y responsabilidad: Los algoritmos y sistemas de IA deben ser comprensibles y sus decisiones, rastreables. Esto es esencial para que la tecnología no opere como una "caja negra" que perpetúa injusticias sin rendir cuentas.
Inclusión y no discriminación: La IA no debe amplificar las desigualdades existentes. Los sistemas deben ser diseñados de forma inclusiva, asegurando que los grupos vulnerables no sean marginados por la tecnología.
Sostenibilidad y bienestar: El desarrollo de IA debe tener en cuenta su impacto en el medio ambiente y el bienestar social, impulsando el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Este marco ético no solo busca regular cómo se desarrolla la IA, sino también cómo puede servir a la humanidad de manera justa y equitativa, protegiendo los derechos humanos y fomentando la cohesión social.